viernes, febrero 22, 2008

Descubierto en Madagascar el fósil de un sapo gigante que vivió con los dinosaurios


Descubierto en Madagascar el fósil de un sapo gigante que vivió con los dinosaurios image Washington.- Un grupo de paleontólogos han descubierto en Madagascar el fósil de un sapo gigante que mide 40,6 centímetros y pesa 4,5 kilogramos y que vivió a finales del Cretáceo, hace unos 70 millones de años entre los dinosaurios, según un artículo publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Science. El sapo, con una coraza gruesa y dientes, fue un anfibio tan extraordinario que incluso pudo haber devorado a dinosaurios recién nacidos, según los paleontólogos. Por sus características novedosas, los científicos, encabezados por el paleontólogo David Krause, de la Universidad Stony Brook, en Nueva York, lo han denominado sapo diabólico. Su nombre científico, Beelzebufo ampinga, proviene de Beelzebu, diablo en griego, y bufo, que es el latín de sapo. Ampinga significa escudo y tiene que ver con su anatomía. Vínculos con unas ranas de América del Sur Los investigadores, que descubrieron los huesos del sapo gigante en el noroeste de Madagascar, creen que este anfibio pertenece a la familia de sapos ceratophrys que vive actualmente en América del Sur. "Este sapo, si tuvo las mismas costumbres que los sapos de la misma familia de anfibios en América del Sur, era bastante voraz. Es incluso posible que haya devorado mamíferos, ranas más pequeñas y, teniendo en cuenta su tamaño, hasta dinosaurios incubados", ha explicado Krause. Este paleontólogo encontró por primera vez en 1993 huesos de rana extraordinariamente largos en Madagascar, un área en el que Krause también halló fósiles de dinosaurios y de cocodrilos. No obstante, no ha sido hasta ahora que el equipo del científico ha logrado acumular suficientes piezas para reconstruir el sapo y analizar lo que medía y pesaba el anfibio. Teoría del desplazamiento de los continentes Actualmente, la rana más grande del mundo es la goliat, de África occidental, que puede llegar a medir 32 centímetros y a pesar 3,3 kilogramos. Por lo tanto, con sus características, el Beelzebufo podría ser el sapo más grande que haya existido jamás, afirman los paleontólogos. El equipo de Krause ha trabajado con expertos del University College de Londres para determinar que el fósil no se puede relacionar con otros sapos de África. El descubrimiento de los vínculos familiares del Beelzebufo con anfibios similares en América del Sur arroja una duda sobre las teorías del desplazamiento de los continentes, afirma Krause. Las teorías indican que Madagascar se separó de Suramérica durante la era del sapo gigante, pero "las ranas no pueden sobrevivir mucho tiempo en agua salada", asevera el paleontólogo. Por ello, el hallazgo prueba, según Krause, que tenía que haber existido alguna conexión terrestre con América del Sur en aquella época, quizá a través de la Antártida, mucho más cálida que hoy.

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